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Camareros de “La Sede” de La Cava, ya consiguen empleo

El curso de camareros que se dicta en el centro de inclusion y formación de “La Sede”, en el barrio La Cava, ya está generando salida laboral a sus participantes. De hecho, ya estuvieron trabajando algunos de los camareros en Bocas Abiertas, el principal festival gastronómico de la zona Norte.

La subsecretaria de Acción Social, Ticiana La Mónica, define al espacio como un lugar de contención y formación para toda la comunidad. “Además de educar a los chicos, los formamos en valores para que puedan llevarlo a la práctica”, señala. Incluso los chicos y chicas pueden asistir al curso y traer a sus hijos. “Por eso digo que no solo es un lugar de capacitación y contención, sino de la familia”, indica La Mónica.

El curso, que se dicta para personas mayores de 18 años, tiene una duración de tres meses y son dos clases semanales de una hora y media. La parte teórica se brinda en La Cava, mientras que la práctica es en el restaurante “Taller Cantina”, ubicado en la calle Tiscornia, en el Bajo de San Isidro. Los alumnos son trasladados allí en un micro dispuesto por el municipio. En ese sentido, Milagros Samoa (23) destaca que las pasantías sean en uno de los polos gastronómicos más importantes del distrito.

Esta capacitación es dictada por profesores y especialistas en gastronomía como el chef y organizador del festival Bocas Abiertas, Diego Tedesco. “Buscamos una capacitación que tenga empleabilidad en gastronomía y decidimos que sea camareros porque es lo que más requiere el sector”, explica Tedesco. Sin embargo, reconoce que no esperan que tuviera tanto éxito desde un inicio. “Vinieron más de 30 chicos y tuvimos que guardar otras vacantes para otro grupo por protocolo. Fue impresionante la aceptación que tuvo en el barrio. Se produjo una química especial entre nosotros y los alumnos”, cuenta el reconocido chef.

El programa es muy completo: abarca desde la realización de cócteles, servicios de bar y restaurante con carta, hasta eventos y cata de vinos. También aprenden a definir y supervisar todo tipo de servicios de alimentos y bebidas, elaboraciones culinarias a la vista del comensal, atención al cliente y maridaje de platos, con el objetivo de ofrecer un servicio de calidad con seguridad e higiene.

Tedesco señala que este oficio es ideal para aquellas personas que son “inquietas”, que quieren “divertirse” y les gusta “moverse”. Y ese fue el caso de Anabella Cáceres: “Me anoté porque no me puedo quedar quieta y ahora mi sueño es trabajar de esto”. Además, valora que “todos tengamos acceso a la educación”, ya que el centro de formación se encuentra en un barrio vulnerable. “Los chicos quieren estudiar más porque no tienen que viajar y gastar en traslados”, finaliza Cáceres.

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