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PILOTO DE ACCIDENTE DE CARMELO CONSUMIÓ ALCOHOL Y COCAÍNA

Las pericias demostraron que el piloto consumió 24 horas previas a su fallecimiento y el informe de 56 páginas agrega que “el juicio profesional para una adecuada toma de decisiones por parte del piloto estaba afectado, como así también su capacidad para percibir peligros y evaluar riesgos”.

El informe dado a conocer este lunes por la noche aclara que no tiene como propósito “determinar la culpa o la responsabilidad”, y que se realizó “sin recurrir necesariamente a procedimientos de prueba y sin otro objeto fundamental que la prevención de futuros accidentes”.

Aunque señala que “los factores humanos y operacionales tuvieron una incidencia directa en el desarrollo del accidente, donde el exceso de confianza jugaron un rol importante, motivados a su vez por la ingesta de sustancias prohibidas antes del vuelo por parte del piloto al mando”.
Asimismo agrega que “desde setiembre de 2013 se apreció un cambio notorio en el piloto al mando en la manera de confeccionar el Libro de Vuelo. Se empiezan a omitir detalles, se pierde la prolijidad del llenado. Asimismo, de la cantidad de información innecesaria encontrada en la aeronave”, agrega.

La Ciaia señala que “el piloto al mando decide realizar el despegue a pesar de que el aeródromo de destino no reunía las condiciones necesarias de visibilidad para operar debido a la presencia de niebla y baja visibilidad, lo cual es informado por personal del aeródromo de Carmelo”.

Remarca que “una vez en el aire, la aeronave queda en condiciones de vuelo por instrumentos, al quedar sobre capa sin referencias al terreno. En ese momento el piloto debió solicitar (…) regresar al aeródromo de salida o al alternado”. Intentó descender para visualizar la pista de aterrizaje, pero “al no divisarla decide ascender y poner rumbo a San Fernando”.

Después, “en condiciones instrumentales desciende a altitudes mínimas, sin referencias al terreno y al no verlas decide arremeter e intenta hacer un nueva aproximación. El piloto al mando en esta segunda aproximación, dice: ‘Si encuentro un hueco me mando y si no me vuelvo a San Fernando'”, según dijeron los pasajeros.

“El piloto al mando, en la segunda aproximación, desciende para poder tener referencias visuales, chocándose imprevistamente con la superficie del Río de la Plata, produciéndose el accidente”, concluye la Ciaia. “La niebla estaba pegada a la superficie y la visibilidad horizontal era muy reducida a unas decenas de metros”, agrega.

“La imprudencia y negligencia se pusieron de manifiesto”, expresa la Ciaia. “Los factores humanos y operacionales tuvieron una incidencia directa en el desarrollo del accidente, donde la complacencia y el exceso de confianza jugaron un rol importante, motivados a su vez por la ingesta de sustancias prohibidas antes del vuelo por parte del piloto al mando”.

A su vez, dice que “la aeronave se encontraba con su Certificado de Aeronavegabilidad vigente”, que “no se encontró ningún vestigio de falla de la célula o de mal funcionamiento de los sistemas antes del accidente”, pero que “el equipo de supervivencia de la aeronave no estaba completo”.

“Los pasajeros que iban a bordo en ningún momento recibieron instrucciones acerca de la ubicación y el modo general de usar el equipo de emergencia que se lleva para uso colectivo”, agrega.

Cabe recordar que el avión, similar al accidentado el jueves pasado en la Laguna del Sauce y donde murieron diez personas, era del dueño de la empresa textil Kosiuko, Federico Bonomi según informa el diario uruguayo El Observador.

En el accidente murieron el piloto Leandro Larriera, con 8.000 horas de vuelo y 478 horas en este tipo de aviones, Gustavo Fosco de 53 años, director de comunicaciones de la firma Renault; Fernando Sánchez, de 45 y jefe de prensa de esa compañía; Facundo Alecha, de 41 años y director de la firma Royal Canin, y Fernando Lonigro, de 44 años, gerente de TTS viajes.

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