Un ingeniero de 45 años que estaba detenido por al menos ocho acosos sexuales y violaciones en countries de la zona norte del conurbano bonaerense murió ahorcado en el interior de su celda.
El hombre había sido apresado hacía nueve meses, en el medio de un gran operativo policial, en el que incluso quiso darles 30.000 dólares a los efectivos que llegaron a su casa para evitar ser aprehendido.
El ingeniero, identificado como Claudio Miguel Borro, estaba acusado de ser el autor material de varias violaciones y acosos sexuales contra mujeres en la zona de los countries Nordelta y Santa Bárbara, ambos en el partido de Tigre.
Borro estaba acusado de ocho hechos de “abuso sexual” y por eso se encontraba alojado en el penal 41 de Campana, en donde aparentemente se ahorcó con una sábana.
Las fuentes policiales indicaron que investigación por la muerte de Borro quedó a cargo del fiscal Alejandro Irigoyen, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) de Campana.
Durante la investigación para poder detener a Borro participó la fiscal Marcela Semería, extitular de la UFI de Delitos Sexuales de Tigre, para la cual fueron claves las imágenes de las cámaras de seguridad de ese partido, que permitió dar con el vehículo que usaba el acusado para cometer sus delitos.
Borro solía utilizar su automóvil Honda Fit blanco, para recorrer las zonas cercanas a los countries y de ese modo acercarse a mujeres que trabajaban como personal doméstico en las diferentes casas, para ofrecerles llevarlas a sus lugares de labor.
Una vez que las mujeres accedían a subir al rodado, el hombre entablaba una charla y minutos más tarde, las golpeaba o amenazaba con un arma para luego ir hasta un descampado, en donde las obligaba a practicarle sexo oral.
La última de sus víctimas logró, en medio del shock, tomar la chapa patente del auto y darla a conocer a la policía, una vez que realizó la denuncia.
Así fue que la investigación judicial permitió dar con las imágenes del vehículo de Borro en las zonas donde ocurrieron los ataques y además fue señalado por todas sus víctimas en las ruedas de reconocimiento.
Por otro lado, muestras de ADN lo inculpaban en los hechos.
El ingeniero estaba casado y su esposa embarazada, al momento en que fue detenido en su casa de la localidad de Maquinista Savio, en el partido de Escobar.
En pocas semanas Borro iba a ser juzgado en un juicio oral y público, y por la acumulación de cargos en su contra podría haber sido condenado a 50 años de cárcel, pero con su muerte, la acción penal quedará archivada.