La Provincia

ANTES DE MORIR, TOMÁS INTENTÓ DEFENDERSE

Tomás Dameno Santillán intentó defenderse. La autopsia reveló que el nene de 9 años cubrió su cabeza con ambos brazos: tenía golpes en los codos y en los antebrazos. Tomás sufría de hidrocefalia, contó a Clarín Mario Santillán, su tío. “Siempre la madre le decía que se tenía que proteger la cabeza. Leonor estaba muy atenta a que nada lo golpeara. Adalberto Cuello sabía de la enfermedad”, dijo Mario.

Desde que nació, Tomás se hacía controles en el Hospital de Niños de La Plata; todos los años iba con sus padres al médico para tratar la patología (ver Qué es la enfermedad ). “Tomás sabía que, por ejemplo, cuando jugaba al fútbol tenía que estar atento para que nada golpeara su cabeza”, contó Mario. Las precauciones fueron inútiles. El chico murió por dos golpes certeros en los parietales.

El fiscal de la causa, Javier Ochoaizpuro, cuenta con estos datos de la autopsia y espera los resultados del material genético –pelos– encontrados en un auto del actual suegro de Adalberto Cuello, ex padrastro de Tomás y acusado del crimen, y también las pericias a un martillo con manchas que podrían ser de sangre, y que secuestraron en la casa de Cuello. “Es inteligente.

No creemos que ésa sea el arma homicida.

No la dejaría en su casa”, confió una fuente de la investigación.

Una de las principales tareas de los investigadores es chequear la versión de Cuello, que declaró el sábado durante una hora. Según testigos de esa declaración, Cuello mostró una frialdad sorprendente . “Características de un psicópata. Las pruebas que hay contra el detenido son muy importantes. Aún no determinamos si el lugar donde hallaron a Tomás es donde lo asesinaron”, comentó una fuente de la investigación.

Adalberto tiene como abogado a Gerardo Doyle, un defensor oficial. “Declaró que durante las horas de la desaparición y muerte del niño, él estuvo primero con su pareja, Inés Márquez, y luego fue a visitar a un amigo solo”, contó Doyle. Cuello está detenido en la Unidad Penal 49 de Junín, ubicada sobre la ruta 7. Está acusado de “homicidio agravado por ensañamiento y alevosía”, delito que prevé una pena de prisión perpetua. El fiscal tiene 15 días, ampliables a otros 15, para pedir la prisión preventiva.

Ayer declaró el primo de Tomás, unos años más grande. El chico le contó a la Justicia que varias veces había visto por las inmediaciones del colegio a Cuello. El chico relató que el viernes anterior a la desaparición de Tomás, a la salida del colegio unos chicos los estaban corriendo para pegarles. Adalberto los levantó en su camioneta F100 blanca y les habría dicho a los nenes: “Los salvé de los golpes”.

Susana Leonor Santillán, la madre de Tomás, tiene un hijo de seis meses, Martín, con Adalberto Cuello. Según cuentan familiares, él se oponía a bautizar al chiquito. Pero Leonor ya tenía todo planeado para hacerlo el sábado pasado en la capillita de Timote, un pueblo a 80 kilómetros. “Después íbamos a hacer una reunión íntima. Lo suspendimos por razones obvias”, contó Graciela, tía de Tomás.

Todos los viernes a la salida del colegio, a Tomás lo iban a buscar sus abuelos paternos para pasar el fin de semana en Timote. Su mamá le armaba la mochila con la ropa para el fin de semana, y volvía Lincoln el domingo para ir el lunes al colegio. A él le encantaba ir a ese pequeño pueblo, donde tenía a sus amigos y daba vueltas en la plaza con su bicicleta amarilla.

Cuando nació Martín, cuenta Graciela, Tomás estaba feliz: “Ese día fue a conocer a su hermanito al hospital. Lo miraba desde lejos porque Adalberto no lo dejaba acercarse a la cuna. Cuando salí del hospital lloré y le conté a mi marido la situación.

Era obvio que Tomás le tenía pánico. Te dabas cuenta por las miradas ”.

La casa de Cuello en Lincoln continúa con custodia policial por miedo a que la escrachen. En la puerta de la escuela Domingo Faustino Sarmiento hay flores, algunas ya marchitas, que dejaron los compañeritos de Tomás. Junto a la reja, se podía leer ayer una tarjeta con una dedicatoria dictada por una chica, pero escrita a mano por un adulto: “Siempre te recordaré”, le prometió Rocío.

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