ASÍ SE VE EL SOL DESDE EL PLANETARIO PORTEÑO
A simple vista, el Sol parece un disco de luz “colgado” del cielo. Tan cegador, como blanco, liso e inmutable.
Casi aburrido. Sin embargo, nuestra estrella, aquella colosal bola de gas (de casi 1 millón y medio de kilómetros de diámetro de las que nos separan 150 millones de kilómetros), es el magnífico escenario de toda una serie de espectaculares fenómenos. Los más notables son manchas solares, fáculas, filamentos, protuberancias y hasta eyecciones de masa coronaria (ver todos estos términos en nuestro “glosario”). En conjunto, todos estos fenómenos dan cuenta de la llamada actividad solar que, con cambiantes niveles de actividad, suele alcanzar su máximo cada 11 años.
Desde hace siglos, los astrónomos realizan un continuo monitoreo de la actividad solar, especialmente mediante el registro y conteo (primero con dibujos, luego con fotografías) de las manchas solares, regiones oscuras y más “frías” del disco solar, asociadas a campos magnéticos localmente intensos. Las manchas solares (y en menor medida, las fáculas) son fácilmente observables con pequeños telescopios equipados con filtros especiales, o bien, mediante la conocida técnica de proyección. De hecho, con los recaudos del caso (dado que puede ser muy peligroso para la vista), miles de astrónomos aficionados en todo el mundo las observan y fotografían diariamente.
Aquí les presentamos imágenes del Sol obtenidas por personal del Área de Astronomía de la institución, mediante una cámara digital acoplada a un telescopio convencional equipado con un filtro de mylar, y un pequeño telescopio H-Alpha*1, un sofisticado instrumento científico que permite observar filamentos, protuberancias, eyecciones y otros notables fenómenos solares invisibles en luz blanca. Una vez tomadas las fotos originales, son cuidadosamente tratadas y combinadas mediante procesadores de imágenes (entre ellos, el conocido Photoshop) para mejorarlas y exaltar detalles sutiles. Además de las fotos, incluimos nuestro conteo de manchas solares, expresado en el famoso “Número de Wolf”*2 (también conocido como “Número Internacional de Manchas Solares”), un indicador mundialmente utilizado para medir la actividad solar. Desde el Planetario de Buenos Aires “Galileo Galilei” sumamos nuestro aporte al monitoreo de la actividad solar, y al conocimiento científico de nuestra estrella.
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