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GANÓ EL PRO, LOUSTEAU SEGUNDO Y EL FPV QUEDÓ EN TERCER LUGAR

La demora de los datos oficiales y acaso un exceso de confianza le jugaron una mala pasada al kirchnerismo. Unas horas después del cierre de los comicios, funcionarios del gabinete y aspirantes a presidente de esa fuerza se apresuraron a festejar un segundo puesto que resultó no ser tal. Mariano Recalde quedó como el cuarto precandidato a jefe de Gobierno más votado y la suma de los sufragios de todos los miembros de la interna no fue suficiente para vencer a ECO, donde Martín Lousteau se impuso con comodidad.

“No tengan dudas de que el 5 de julio vamos a entrar al ballottage, para mostrarle a la sociedad que hay una alternativa”. Esas fueron las palabras del titular de Aerolíneas Argentinas al tomar el escenario en el hotel NH Tango, una vez que el panorama ya lo relegaba a un incómodo tercer lugar. No hizo menciones al paso en falso que dieron sus correligionarios. Tampoco a la chicana que desde Palermo había lanzado Elisa Carrió al poner en evidencia el desliz en el que incurrieron Aníbal Fernández, Daniel Scioli y Florencio Randazzo, entre otros.

Además del coyuntural, el mal trago para el FpV tiene otro condimento al mirar hacia atrás: sufrió una drástica pérdida de apoyo en un distrito que, aunque siempre le fue esquivo, lo tenía como segunda opción hasta 2011. En esa elección, con Daniel Filmus encabezando una fórmula que complementaba Carlos Tomada, el kirchnerismo cosechó un 27,87% en la primera vuelta, lo que lo llevó a disputar sin éxito el ballottage. Para sus continuadores, hoy ese número quedó como un horizonte deseable. Muy lejano.

Los armadores del kirchnerismo deberán tomar nota del traspié y repensar la estrategia. La decisión de desperdigar los votos en siete opciones no dejó el resultado imaginado. Y de poco servirá buscar explicaciones en la composición del sufragio porque la comparación es caprichosa: la proyección de participación era similar a la de entonces (72%) pero el padrón se engrosó. Y, además, aquella no fue una primaria.

Como consuelo, el FpV podrá recordar que en las intermedias de 2013 debió contentarse con el tercer puesto. En esa ocasión su fantasma fue UNEN; esta vez, ECO, la fuerza que recicló parte de aquella experiencia y hoy se consolidó en un espacio capaz de romper la lógica binaria de los últimos comicios.

La elección que hizo Lousteau fue la sorpresa de la jornada. Las encuestas previas le avizoraban un desempeño destacado, pero no daban clara cuenta de la luz de ventaja que terminó por conseguir. Con el 22% que cosechó, muchos en ECO se animan a pensar que depurado el mapa electoral a cinco candidatos el ex ministro de Economía tiene serias chances de crecer.

En el entorno de Lousteau estiman que podrá arrastrar adhesiones entre quienes quedaron en el camino. Arriesgan, además, que una porción del electorado massista que se volcó por Gabriela Michetti para menguar la fuerza que pudiera adquirir Mauricio Macri si se consagraba -como finalmente pasó- su ungido, Horacio Rodríguez Larreta, tendrá que inclinarse por otra alternativa. La ecuación que hacen respecto al Frente Renovador también podría aplicar al FpV si se confirma el orden de llegada en julio y ECO protagoniza la segunda vuelta. Paradojas del mundo de la política, los avatares electorales entusiasman a Carrió y a su socio radical Ernesto Sanz, que recibirían gracias a sus enemigos un aventón para la primaria que los enfrentará con el líder del PRO.

El macrismo fue el gran ganador de los comicios no solo por razones matemáticas. El 47% que alcanzó -que por supuesto podría reducirse en las generales- muestra que no sufrió el desgaste de gestión en los últimos cuatro años. En 2011 obtuvo la misma cifra, antes de superarla en el ballottage.

Ahora ese colchón se presenta como una atractiva plataforma para el sueño presidencial de Macri. El jefe de Gobierno no dejó pasar la ocasión de sacar tajada. “Esto que comenzó no se puede parar, el desafío es llevarlo a todo el país”, vociferó en su bunker antes de que la tarima se convierta en pista de baile.

El anverso de la moneda lo mostró el Frente Renovador. Aunque no había demasiadas expectativas en lo que pudiera lograr Guillermo Nielsen con la corta campaña que encabezó, el hecho de que el economista no haya llegado al piso para pasar a las generales fue un revés inesperado. Sin candidato en carrera, Sergio Massa deberá redefinir su arquitectura electoral en la Ciudad mientras observa con poco que decir cómo sus rivales presidenciables buscan sacar tajada de la campaña porteña.

Otro punto saliente que dejó la jornada fue la corroboración del impulso que ha mostrado el Frente de Izquierda. Es cierto que Myriam Bergman no podrá alardear de sus chances para el 5 de julio, pero la posición que conquistó le permite al partido trabajar para crecer en la Legislatura. El cartel de la izquierda deberá disputarlo con el eterno Julio Zamora, que cerró la nómina de dirigentes que pasó el filtro. El logro no es para nada menor; en el camino quedaron 25.

A partir de este lunes comienza otra campaña. La carrera tiene apenas cinco autos y la escudería amarilla defenderá su dominio estrenando piloto. En principio, cuenta con el motor mejor aceitado, pero un competidor novato aparece como una tenue amenaza para la recta final

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